Les invitamos a participar en la audiencia pública ¿Salud o minería? Niñez y ambiente en la Guajira

Fecha: 20 de noviembre de 2017
Hora: 8:00 a.m.
Lugar: Salón Boyacá – Capitolio

Para inscribirse por favor seguir el siguiente link

«Apenas llegando de la Guajira.  Percibí el horror de su lento desvanecimiento.

En el resguardo de Provincial, como en el flautista de Hamelin, la existencia de los niños languidece.

La empresa ha reabierto un tajo antiguo (ampliación Patilla) que queda aun más cerca de las casas. Hay muchos chiquitos enfermos y algunos han muerto.

Me quedé a dormir como lo hago a veces… En la madrugada llegó un hombre muy angustiado pidiendo auxilio para llevar a su bebé al hospital.

José el dueño de casa salió como estaba: en pantaloneta, descalzo, sin camisa ni documentos a buscar atención médica urgente en Barrancas, la cabecera municipal.

Entre tanto, los niños del mismo hogar de José tosían incesantemente y esperaban noticias del otro «primito internado en la UCI» (Unidad de Cuidados Intensivos); me sorprendió la familiaridad con que los mismos niños pronunciaban la sigla.  La ansiedad del mensaje por llegar se tragaba las palabras y el llanto.

Esperábamos.

El «silencio» que por momentos buscaba instalarse en la madrugada, era invadido por el ruido de la maquinaria minera que extrae carbón las 24 horas.

José regresó a las 4 de la mañana satisfecho porque «el bebé estaba siendo atendido»; lo había dejado en el hospital con el padre y la madre embarazada «recuperándose fuera del resguardo».

Tal como llegó y sin dormir, José se hizo a sus zapatos, una camisa y la gorra que nunca abandona pues había que ir al río a buscar algo de agua para el baño de su huésped. Luego de un rato volvió con Luz Ángela; habían aprovechado para «refrescarse».

Trajeron dos galones de agua para surtir la casa. Uno era para mí. El líquido que con tanto cariño me ofrecían estaba bastante turbio; ni modos, me bañé más como ritual de asimilación que de aseo. Luego en la tarde unas amigas me advertirían lo contaminado que está el río, entre otras razones, por las descargas que últimamente recibe de los reasentamientos forzados que promovió  la empresa aguas arriba sin los requerimientos técnicos.

La gente de este resguardo hoy se encuentra cercada por tres tajos mineros en donde a diario hay explosiones de dinamita para remover el suelo que luego es recogido por palas y vehículos enormes para llevarlo a silos que pueden contener hasta 13 mil toneladas de carbón; de allí el tren, que no se detiene nunca, se alimenta en sus recorridos diarios con destino al puerto de embarque.

Hace casi dos meses una gran parte de la comunidad está en paro. Atraviesan una cabuya (lazo de fibra natural) en la única vía vehicular del resguardo; con ello impiden el paso de Cerrejón cuando ésta simula ir a controlar la contaminación en monitores que»no monitorean nada».

La gente denuncia que hace ya mucho tiempo no tienen agua potable; que no hay transporte para que los niños vayan a estudiar; que el trabajo se redujo a esperar un empleo de la empresa que nunca llega; que  la salud de la comunidad está en franco deterioro y que su territorio cada vez más contaminado ha dejado de ofrecerles alimentos.

Engañado, este resguardo hace dos años llegó a lo que hoy se conoce como «el mal acuerdo» con la empresa. La colectividad buscaba la reparación por los daños de más de treinta años de explotación minera, pero el abuso de poder corporativo logró manipular a un puñado de líderes para que aceptara transar los derechos y reclamaciones por el 0.6% de lo que eran las exigencias.  Aun así, según dice la comunidad, la empresa tampoco ha cumplido «el mal acuerdo».

Parte importante de sus obligaciones, Cerrejón busca resolverlas con programas estatales (como el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA) a los cuales deberían tener acceso los jóvenes sin necesidad de la intervención empresarial; así como con el dinero de la cooperación internacional que recibe a través de sus fundaciones (por las que además obtiene grandes beneficios en descuentos tributarios)….

Luego de narrarles estas vivencias que se me quedaron pegadas a la piel como el agua turbia que amorosamente se me ofreció… participarles que estimamos como urgente hacer:
Una misión de observación para evidenciar la situación de salud de la comunidad de Provincial, especialmente de los niños y las niñas, e ir al arroyo Bruno para fortalecer el mensaje de protección al cauce natural que estado y empresa pretenden sustituir para explotar 40 millones de toneladas de carbón de su subsuelo destruyendo el acuífero…»

Bueno, pues la Misión se llevó a cabo en septiembre y presentará sus conclusiones el 20 de noviembre!!
Para ello se realizará una audiencia en el Congreso de la República en la mañana y en un Foro en la Universidad Nacional en la tarde.

Estará parte de la Comunidad de Provincial y de otras aledañas a la explotación minera.

Les esperamos!!

Dora Lucy Arias

Abogada CAJAR