Imagen de: SAM PANTHAKY/AFP
POR: ALFONSO LÓPEZ SUÁREZ

En una primera etapa entrarán en funcionamiento 11 plantas y cuya asignación fue en la última subasta del cargo por confiabilidad.

Las futuras centrales térmicas que entrarían a operar en el país, lo haría con la tecnología ‘ultra super crítica’.

Con la meta de fortalecer la matriz de generación eléctrica para garantizar la energía en firme que demanda el territorio nacional, el país está en el desarrollo de un paquete de 48 centrales térmicas.

El citado número de plantas, programadas para su entrada en operación a partir del 2021 en un cronograma establecido a corto, mediano y largo plazo, están registradas en el banco de proyectos de generación de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme).

En una primera etapa, entrarán en funcionamiento 11 centrales térmicas de aquí a finales del 2022. Se trata de cuatro infraestructuras nuevas y cinco en expansión de capacidad, las cuales quedaron agendadas en la última subasta del cargo por confiabilidad realizada en febrero del 2019.

Sobresalen las expansiones de Termovalle y Termoyopal. Así mismo, está en la fase final de montaje Termocandelaria, Tesorito, Termoeber y Termoproyectos. Y próximas a comenzar construcción, Termosolo 1 y 2, y Termocaribe 3.

A esta lista de complejos que entraran a la matriz de generación en el corto plazo, se suman otros dos: La Luna y TermoBijao, que le estarían entregando energía eléctrica al país a partir del 2023 o 2024.

“La matriz de generación requiere la entrada de proyectos térmicos con el fin de dar seguridad y confiabilidad en el abastecimiento de energía a futuro, toda vez que es la electricidad cuya disponibilidad siempre está garantizada”, dijo Alejandro Castañeda, director ejecutivo de Andeg.

El líder gremial precisó que la generación térmica “como se evidencia en otros mercados eléctricos”, es la que apalanca la entrada de fuentes renovables.

“Es decir, que se requiere generación térmica para poder diversificar la matriz de generación en el país y así dar el soporte necesario a los usuarios de energía”, dijo Castañeda.

En el mismo sentido, Mariana Villegas, experta en temas de energía de Baker McKenzie, explicó que la ventaja de las plantas de generación térmica tiene que ver con su independencia de los fenómenos ambientales, los cuales pueden causar insuficiencia o desabastecimiento.

“La importancia que aún conservan las plantas térmicas como parte del respaldo del sistema eléctrico colombiano tiene que ver con la diversificación. Es importante recordar, sin embargo, que en las condiciones regulatorias y de mercado actuales estas centrales ya no son las únicas que brindan respaldo adecuado, ni las que lo hacen de manera más eficiente”, subrayó Villegas.

Por su parte, para la segunda fase de proyectos térmicos que entrarán a operar en el largo plazo y con una proyección, según el Ministerio de Minas y Energía, que no iría más allá del 2030, el país cuenta con un paquete restante de 37 plantas, las cuales en conjunto tendrán una capacidad instalada de 7.353 Mw.

Llama la atención que del número total de complejos térmicos, que están en lista de espera, cerca de la mitad se desarrollarían para que su operación fuera con base en carbón, con la segunda generación de la llamada tecnología ‘ultra super crítica’, la cual emite niveles de CO2 inferiores a lo de una planta térmica que funciona con gas natural.

Para analistas del sector energético, la razón está en que no solo se aprovecharían las grandes reservas probadas del mineral que posee el país y que van más allá de 90 años, sino que además se ofrecerán tarifas competitivas al consumidor final de electricidad.

Al respecto, Juan Manuel Sánchez, presidente deFenalcarbón, señaló que el carbón colombiano, por sus características, es uno de los más limpios del mundo. Esto quiere decir que su nivel de azufre está por debajo del 0,07%. Así mismo, es uno de los mayor poder calorífico. “Tenemos una fuente de energía confiable, segura a largo plazo y económica desde su costo- beneficio”, dijo.

Sanchez recalcó que el carbón no es un contaminante, lo que contamina es la forma en que se procesa su combustión. Y la tecnología super crítica, implementada en plantas térmicas alrededor del mundo, “producen emisiones prácticamente reducidas a cero”.

“Colombia es un país donde no se consume carbón. Y solo, cuando las condiciones climáticas lo ameritan (intensos veranos), entran las térmicas a base del mineral a respaldar el sistema”, afirmó Sánchez.

Tomado de: Portafolio