El punto de partida de este documento es el compromiso de construir sociedades sustentables. Es útil desde un comienzo establecer la diferencia entre los términos sustentabilidad y sostenibilidad. Esta última se asocia con el crecimiento permanente de la economía y no necesariamente con garantizar el mantenimiento de los ecosistemas en los márgenes de resiliencia; la primera se refiere a la capacidad de un ecosistema de albergar una población de manera permanente, incluida la población humana, sin que se destruya la capacidad de los
ecosistemas de conservarse en los límites de resiliencia; habría una sustentabilidad máxima, si los ‘recursos’ se mantuviesen intactos, y una sustentabilidad mínima, si las alteraciones modifican el ecosistema hasta el punto en que se mantiene el nivel mínimo de su capacidad de conseguir una nueva condición de equilibrio, sin romper los límites de resiliencia1.

Pues bien, hablar de sociedades sustentables implica referirse a la construcción de territorios y de espacios de autonomía para el discurso político y el conocimiento. Además, para que haya sociedades sustentables es necesario transformar el modelo energético y social hegemónico. Por eso, el aporte que quiero hacer se refiere a la ecología política de la energía, a las relaciones entre cultura y energía2 . Asentar los pilares de una ecología política de la energía obliga a tratar las relaciones de poder y las tendencias de las instituciones multilaterales, las consecuencias de las transformaciones antrópicas del mundo físico, las iniquidades sociales y económicas, los cambios tecnológicos y, desde luego, las dinámicas de los movimientos sociopolíticos de construcción de sustentabilidad.

Resulta indispensable afianzar procesos globales-locales que transitan hacia sociedades sustentables. Se trata de hacer relevantes las experiencias y los presupuestos políticos que enarbolan los movimientos por la soberanía energética y por la sustentabilidad, particularmente desde el Sur del Planeta, dando cuenta del régimen de construcción de discurso del capital. Nos servimos de las reflexiones que se hacen desde los movimientos ecologistas y sociales sobre los  acontecimientos que marcan la época de la globalización neoliberal y que ilustran sobre los retos que enfrenta una política ambientalista.

Nos detendremos en el análisis de la relación entre energía y ecología política (capítulo 4) y entre sustentabilidad y energía (capítulo 6). Estos capítulos son antesala de una propuesta de líneas de acción que se esboza al final del documento, con el título La construcción de políticas.

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