Declaración de campesinos, comunidades, y organizaciones reunidos en el Encuentro por la Justicia Climática.
22 de Septiembre de 2015
*este documento es producto del encuentro de conflictos por el agua y la justicia climática.
Los conflictos ambientales que se viven en todos los territorios son la expresión de la crisis social generada por el modelo de desarrollo económico neoliberal. Es una crisis en donde lo público y lo común, se ve cada día más desdibujado y desaparecido, y reemplazado por las políticas de privatización de los bienes de la naturaleza, de los territorios y de la vida.
Hay que recuperar, defender y hacer sociedad desde LO PÚBLICO Y LO COMÚN.
Ciudadanos, campesinos y citadinos, organizaciones y habitantes de los páramos, de los Cerros Orientales, de territorios agroecológicos, de humedales, de ríos y quebradas, gestores de acueductos comunitarios, periurbanos y veredales, defensores del agua y de los derechos humanos, activistas por los derechos de la Madre Tierra, voceros de pueblos originarios indoamericanos; reunidos en la Planta Museo Vitelma de la ciudad de Bogotá, en el marco del Encuentro por la Justicia Climática. Declaramos que:
-La crisis climática es una crisis social y ambiental producto del modelo económico neoliberal, donde prima el capital sobre la vida.
-Nuestra lucha es la defensa del territorio, el agua y la tierra; es por garantizar el derecho a una vida digna.
-Para preservar la vida, el agua debe reconocerse constitucionalmente como bien común y derecho humano fundamental.
-Nos oponemos a las políticas públicas privatizadoras que entregan los territorios para proyectos minero energéticos, despojándonos del uso y disfrute de los territorios y acabando las fuentes hídricas, situación que deriva en una amenaza para la vida humana y la preservación de los ecosistemas que soportan la biodiversidad del país.
-Nos asumimos como campesinos y campesinas en la defensa de la Vida digna, a partir del reconocimiento de nuestro territorio y formas de producción agroambientales, como patrimonio cultural.
-La lucha por la soberanía alimentaria, se hace fortaleciendo la autonomía con modelos colectivos y asociativos, que potencien economías solidarias.
-Proteger el agua es proteger nuestra soberanía alimentaria, como parte de nuestra base cultural y natural. Para ello nos disponemos a caminar el territorio en expediciones agroambientales y alimentarias que destaquen nuestra cultura e identidad.
-El Estado colombiano ha puesto en riesgo inminente las fuentes de agua y la habitabilidad de los territorios, con la entrega de inmensos beneficios a sectores económicos y a poderosos intereses del sector privado nacional e internacional, por encima del ambiente y de los derechos de las comunidades.
-Nos asumimos como Gestores Comunitarios del Agua, somos constructores de una legislación propia.
-Justicia ambiental es asumir una perspectiva de gestión integral del territorio que reconozca a los pobladores populares que han habitado los Cerros Orientales de Bogotá.
-Reconocer y proteger el patrimonio cultural e histórico, es recorrer con las comunidades ancestrales de nuevo sus caminos, es pensar el campo y la ciudad integrados en redes de producción y agroecología, promoviendo iniciativas público-comunitarias para su manejo y disfrute.
-Reconocemos y defendemos la integralidad de la Montaña Andina que agrupa los ecosistemas de páramos, subpáramo, bosque alto andino y bosque de niebla de gran importancia para la recarga y regulación hídrica. por lo tanto decimos NO a la delimitación de páramos como territorios aislados.
-Queremos territorios con gente, con los campesinos, indígenas y pueblos afro, los que han conservado tradicionalmente los territorios del agua.
-Se cierne una amenaza a gran escala de despojo de nuestros territorios, producto de proyectos que mercantilizan la naturaleza, la cultura y los bienes comunes.
-Nos oponemos a las licencias express y al lobby de empresas multinacionales y nacionales, que van en contra de la consulta previa y las consultas populares.
-Nos oponemos a la tecnología que fractura la tierra y el ciclo del agua (FRACKING), y a la megaminería a cielo abierto; que hipotecan los territorios afectando culturas y derechos de la presente y futuras generaciones.
– Denunciamos el despojo y pérdida de autonomías producto de los TLCs; no avalamos el proyecto REDD+ y los paquetes de proyectos deMecanismos de Desarrollo Limpio MDL de cambio de deuda por conservación subsidiada, pagos por servicios ambientales, Fondos del Agua, proyectos vinculados al mercado de carbono; Este modelo económico ubica la naturaleza en el mercado financiero especulativo.
Por eso demandamos:
-El reconocimiento constitucional del agua como bien común y derecho humano fundamental.
-Realizar Pactos Públicos-comunitarios para el Buen Vivir, entre las comunidades y las instancias del gobierno local, regional y nacional.
-Consolidar nuevas figuras de gestión territorial acordes a la realidad, que recoja Pactos de Vida de los Territorios, como agroparques, zonas de reserva campesina, zonas de reserva alimentaria, parques agropolitanos, ecobarrios, con instrumentos e institucionalidad propia.
-Áreas protegidas para la vida campesina que garantice la seguridad en la tenencia y distribución de la tierra, para que se materialice la producción, la economía diversificada posible de comercializarse.
-El cumplimiento de los acuerdos y políticas de ruralidad y campesinidad, construidas de manera participativa.
-La creación de mecanismos de protección directos sobre las fuentes hídricas, mediante pactos público-comunitarios para el manejo de las cuencas.
-Que se respete a las comunidades como sujetos autónomos para la protección y conservación de los espacios asociados al agua.
-La reparación de la deuda social y ambiental, pública y privada, sobre los territorios de los Cerros, humedales y ecosistemas estratégicos.
-Que no se delimiten los páramos como territorios aislados.
-Un marco legal que reglamente de manera diferenciada la gestión comunitaria del agua, incorporando los aspectos organizativos, ambientales, sociales, técnicos, económicos y culturales.
-El apoyo público a las organizaciones comunitarias que gestionan los acueductos veredales, urbanos y periurbanos, debe hacerse en el marco del respeto a su autonomía y particularidades culturales, organización, y sistemas de producción. Nuestra eficacia es la capacidad de Ser en Solidaridad.
-La promoción de vigías, cuidadores y cuidadoras del agua y la creación de tribunales del agua que garanticen la protección de este bien común y el acceso equitativo a toda la población.
-Renaturalización y restauración ecológica de todos nuestros páramos, cerros y cuerpos de agua de quebradas y humedales.
-Una justicia ambiental que sustituya progresivamente plantaciones exóticas de pinos, eucaliptos, acacias y retamo que realizó el Estado, desecando ojos de agua y generando riesgos de incendios de bosques.
-Acciones que conduzcan a recuperar el bosque nativo, la vegetación propia de páramos, cerros y humedales; sistemas de huertas y viveros de especies nativas, acciones que las comunidades ya vienen adelantando pero de manera solitaria. Como forma de reparación por la deuda ambiental y social.
-Ordenar el territorio alrededor del agua y con los pobladores, que se frene la expansión en el territorio y sabana, de negocios inmobiliarios, proyectos turísticos de alto impacto y extractivismo en los cerros, páramos, territorios campesinos y de borde urbano regional.
-La recuperación de ríos, quebradas y humedales, con una visión del agua como columna vertebral del territorio. Para ello proponemos escuelas del agua, de la alimentación y del hábitat que resignifiquen los valores y saberes populares en tanto sistemas adaptativos probados centenariamente.
-Los recursos de lo público han de disponerse en función de una educación para la Paz, y la paz es con la naturaleza y cada uno de sus seres vivos, la paz es entre comunidades y vecindades. Hacer la paz es construir el Buen Vivir, podemos ser humanos de otra forma, y eso debemos demostrarlo asumiendo este mandato.
Nos convocamos mutuamente como procesos solidarios y permanentes de articulación, encuentro y hermanamiento de procesos territoriales de la región, la nación y el continente americano.
Sin agua no hay vida y sin ella no se puede hablar de derechos, justicia, paz y democracia.