La actividad minera en distintas escalas ha producido una alta conflictividad ambiental en los territorios colombianos. Los impactos ambientales, sociales, culturales y económicos de la minería han significado la producción de desigualdades en el acceso, uso y propiedad de los elementos de la naturaleza, geografías del despojo, exterminios culturales y ambientales y daños a perpetuidad.
Aunque los minerales son fundamentales para muchos de los objetos y tecnologías del mundo contemporáneo, es el extractivismo de éstos el modelo de depredación que está arrasando con la vida y amenazando a nuestra especie y a otras. Una minería necesaria y sustentable, que no amenace la vida humana y no humana es el horizonte político de una sociedad que debe transitar hacia un mundo postextractivista y sustentable.
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