Jessica Toloza Chaparro

Repasar el devenir de los procesos organizativos permite reconocer las variables que los han fortalecido, disminuido o transformado. En el caso de la provincia de García Rovira en el departamento de Santander, los procesos territoriales y de resistencia  campesina a las imposiciones de modelos de explotación y de vida se remontan a la época de la colonia, pero no hace falta irse tan lejos para identificar los elementos de arraigo y valor simbólico y material que los identifican.

El paisaje de la provincia se ofrece como una colcha de retazos que se convierte en el verdadero signo de esa realidad social de pequeños propietarios cultivadores de comida y criadores de ovinos y bovinos, que accedieron a la tierra gracias a las luchas por ésta, a la Reforma Agraria impulsada durante los años 60, y a los procesos campesinos que se organizaron desde la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos –ANUC- para garantizar la redistribución de la tierra en manos de los campesinos y campesinas que tradicionalmente habitaban dicho territorio, los cuales vivían bajo condiciones de desigualdad que los empobrecían y marginaban, y carecían de bienes y servicios públicos, vías de comunicación y educación, entre otros aspectos.

De este escenario se desprendieron otras luchas y defensas que con el pasar de los años se han articulado para enfrentar otras amenazas y formas de dominación, y justamente allí Censat Agua Viva empezó a hacer presencia en esta provincia a principios  de los años noventa para fortalecer las iniciativas existentes en torno a la defensa del páramo del Almorzadero frente a la minería de carbón, y en pos de la seguridad y soberanía alimentaria, la creación de vías y el acceso a servicios como la educación y la  salud; y para acompañar a las comunidades campesinas en iniciativas de educación ambiental y construcción colectiva de alternativas de producción agroecológica, mercado solidario, rescate de semillas nativas, comidas tradicionales, protección y conservación del citado páramo.

El desarrollo de estos apoyos, y especialmente la experiencia agroecológica planteada y desarrollada con los campesinos y campesinas de los municipios de Cerrito, Málaga y Concepción, se enmarcó dentro de una propuesta más amplia que Censat Agua Viva propuso como una estrategia social llamada “Territorios de Paz para la Conservación de la Vida”, orientada hacia constituir una alternativa de vida y de construcción de una sociedad sustentable en la provincia mencionada.

Sobre las bases organizativas de la búsqueda inicial de acceso a la tierra y luego por la defensa del territorio ante la amenaza del proyecto minero de carbón antracítico en el páramo del Almorzadero, a comienzos de los años 90 se acentuaron la resistencia y la lucha campesina a través del fortalecimiento de procesos que garantizaran su autonomía y soberanía a través de la producción limpia de alimentos, hasta el punto de que estas defensas desembocaron en diversas propuestas organizativas y  articulaciones con temas nacionales que permiten ilustrar la transformación de los procesos de la región frente al tema ambiental, mediante el ejercicio de reconstrucción de la memoria histórica ambiental. Este ejercicio, realizado con varios de los procesos  sociales y los colectivos que han hecho parte de la defensa de los bienes comunes en la provincia de García Rovira, permitió identificar los temas imprescindibles, las nuevas apuestas y las variables que han estado presentes durante la defensa y la lucha  social, alentándolas e identificando sus debilidades. Y ello se hizo posible a partir de las voces de las mujeres y los hombres que habitan este territorio, cuyo mayor rasgo geográfico de identidad es el páramo, el cual ha determinado gran parte de los ejercicios de soberanías territoriales que allí se han adelantado.

Cuando nos referimos al concepto de soberanías territoriales hacemos alusión a los ejercicios autónomos de relación con la naturaleza, y a las reinterpretaciones que se desprenden de estos como forma de resistencia, a partir de criterios forjados de modo participativo durante los espacios de discusión de las mesas de memoria histórica ambiental que actualmente impulsa Censat Agua Viva.

El reto ha sido escuchar el eco del páramo a través de las voces de los hombres y mujeres que adelantan su defensa, y con ello reconocer las relaciones que se tejen sobre un territorio complejo, las transformaciones y los intereses que han marcado su  geografía, y las decisiones tomadas por los colectivos organizados, como apuesta en la cual Censat Agua Viva ha buscado servir de puente y propiciar el escenario de confianza para adelantar este ejercicio que responde a unas condiciones geográficas, eco-sistémicas, culturales, políticas y sociales, como manifestaciones de una forma particular de habitar un territorio, es decir, de relacionarse desde una narrativa y un lugar que reconcilia a las comunidades con el medio donde viven, y que posiciona a la  naturaleza como sujeto de derechos.

Se trata de la memoria, tejida en forma audiovisual, oral y escrita, que busca entre otras cosas exaltar las actuales luchas, y definir sus rumbos asumiendo la comprensión del pasado como un lugar desde el cual se han abierto trochas reales y simbólicas por las que transitan las comunidades campesinas y los nuevos desafíos de sus resistencias territoriales.

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