#EscuchemosALaGuajira
Las comunidades afectadas por la minería de carbón y las organizaciones acompañantes
agrupadas en la Plataforma La Guajira le Habla al País, pedimos al gobierno del cambio se
comprometan con la defensa del agua y la vida, la salud, el retorno de las comunidades
desplazadas a sus territorios, la titulación colectiva de tierras y la obtención de justicia frente
a los múltiples escenarios de impunidad corporativa por el modelo extractivista
minero-energético que opera en la región. El estado de cosas inconstitucional y el estado de
emergencia social y económica en el departamento sólo podrá ser superado si se garantizan
estos derechos fundamentales al pueblo wayúu, afro guajiro y campesino.
De manera particular, solicitamos la atención prioritaria de los siguientes asuntos:
- La necesidad de tomar decisiones de fondo en materia de protección a los derechos
sociales, ambientales y de producción agrícola de las comunidades étnicas y
campesinas del sur de La Guajira, teniendo en cuenta la importancia ambiental y
agrícola de esta región para la provisión de alimentos y agua para todo el
departamento. - La afectación a la salud de la infancia y las mujeres wayúu como consecuencia de la
contaminación originada por la minería de carbón a cielo abierto presente en el
territorio. Así, tomar las medidas necesarias para que niños, niñas y la población en
general no sigan enfermando por las partículas del carbón y el agua contaminada,
cerrando los tajos mineros que operan a distancias muy cercanas a las comunidades,
como el tajo Patilla a 300 metros del Resguardo de Provincial. - La situación de incumplimiento de sentencias de la Corte Constitucional,
las cuales están estrechamente relacionadas a la vulneración del derecho a la
vida, al agua, la salud y la soberanía alimentaria en el departamento de La
Guajira. - La afectación a los bienes y derechos culturales de las comunidades wayúu y afro
como consecuencia de los proyectos de extracción de minerales y fuentes hídricas. - La afectación por desplazamiento forzado, desalojos, y amenazas en zonas de
extracción de minerales en la región. - La vulneración del derecho al agua por la ampliación de las actividades extractivas,
en un contexto de escasez hídrica en una región altamente vulnerable ante la crisis y
el cambio climático. Ante ello, prestar especial atención a la Sentencia SU-698 de
2017 y devolver al arroyo Bruno a su cauce natural. - La necesidad de abrir espacios de diálogo y concertación sobre la transición
energética justa en la región, que incluya una amplia participación ciudadana y
garantías de consulta previa, libre e informada. De modo que la transición energética
que abandera el gobierno no profundice el modelo extractivista en la región, a través
de la explotación de minerales estratégicos para la transición como el cobre y el
impulso de megaproyectos de energías renovables no convencionales que acaparan
los medios de vida de las comunidades, condenando a sus habitantes y territorios al
sacrificio para la exportación de energía y bienes naturales. - La no expansión de la frontera minera asociada a la extracción de carbón a cielo
abierto, como es el caso de la mina de Cañaverales, en el municipio de San Juan del
Cesar, así como la atención a las múltiples irregularidades que se han presentado
durante la consulta previa con el Consejo Comunitario de Los Negros de Cañaverales. - Que se reconozca la necesidad de establecer un plan de cierre de mina que incluya
mecanismos de participación adecuados, efectivos y vinculantes para que los
trabajadores y las comunidades afectadas por la actividad de Cerrejón puedan
aportar y decidir durante este proceso. Además, que incluya una valoración de los
impactos acumulativos y a perpetuidad, para garantizar una reparación integral. - La necesidad de construir una evaluación socio ambiental y estratégica en La Guajira
para determinar la verdadera potencialidad de una transición energética justa en un
departamento que hasta ahora solo ha sido zona de exterminio.
Esto no solo es lo que resulta coherente con la apuesta por una transición energética justa en
Colombia y en el mundo, sino también, con la garantía de los derechos territoriales.
¡Las empresas no pueden estar por encima de los derechos humanos y ambientales!