Más recientemente, a propósito de los debates y disputas sobre la salida de los combustibles fósiles, hay sectores que han presentado al gas como un energético de transición, argumentando que es más limpio, y genera menos emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en comparación con otros combustibles. Este último es un relato que los gremios intentan posicionar contra múltiples evidencias científicas.