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Foro público: Nuevos escenarios políticos en América Latina

Mar 17, 2023 | Noticias y análisis - Otros temas de trabajo

El pasado 16 de marzo vivimos el foro público Nuevos escenarios políticos en América Latina de cara a las transiciones eco-sociales. Un evento realizado en Bogotá y organizado desde el Pacto Ecosocial e Intercultural del Sur para conversar sobre temáticas clave en la construcción de un horizonte colectivo digno para nuestro continente.

Con este propósito, en el foro se desarrollaron dos mesas de trabajo: los nuevos escenarios políticos en la región y los desafíos de las transiciones eco-sociales, ambas  con panelistas del Pacto que aportaron sus miradas particulares sobre los contextos de nuestra Abya Yala; así como reflexiones que pueden contribuir en sus procesos colectivos, ánimo con el que, justamente, las presentamos a continuación.

Latinoamérica: un escenario de cuestionamientos

Centralismo estatal, racismo estructural y polarización (o despolarización en Venezuela por las figuras de Guaidó y Maduro que ya no retratan a la población general) son características que atraviesan la actual dinámica política del continente, y que inevitablemente influyen en sus transiciones eco-sociales.

Por ejemplo, casos como el de Brasil, en el que la política de Bolsonaro terminó consolidando un “gobierno de destrucción masiva y ecocida”, en palabras de Breno Bringel, demuestran cómo la extrema derecha se está arraigando en la sociedad, al tiempo que la izquierda se posiciona como una opción socio-ambiental en la que las comunidades que han sufrido violencias estructurales históricas pueden finalmente ser reconocidas y participar en las políticas públicas desde sus propios sistemas de conocimiento, afines con el cuidado de la Tierra.

En ese mismo sentido, una de las razones con las que Rocío Silva-Santisteban explica las movilizaciones en Perú, es que la mandataria Dina Boluarte no representa a las mujeres ni a las comunidades populares e indígenas, de hecho, pertenece a la élite “misti” que tradicionalmente ha tenido poder político; y esto, sumado a la brutal represión de las protestas, propició un estallido social sin precedentes que ha coincidido con los impactos de la crisis climática, para corroborar que hay grupos más vulnerables que otros por los factores sistemáticos de nuestros Estados.

Y es que estas situaciones ilustran que Latinoamérica pasa por un momento único en el que se está cuestionando el trasfondo y la práctica de una democracia que sea acorde a las necesidades de sus comunidades y de un planeta en crisis. Por ello será fundamental analizar la incidencia del norte global en la región, pues es lo que podría significar, o no, un cambio contundente para nuestro ambiente.

En Venezuela, por ejemplo, el Gobierno intenta retomar relaciones con Estados Unidos (desde el petróleo) ante su colapso económico. Igualmente, en Colombia la primera ola de la izquierda progresista de Gustavo Petro se ha impulsado como un referente mundial de acción climática, pero desde ya se perciben vínculos con los intereses del norte, y no es de extrañar dada la estrecha relación de nuestra región con el extractivismo. ¿Será que “está en nuestro ADN”? Las voces del foro nos manifestaron que no.

Puedes ver:  Nuevos escenarios políticos en América Latina de cara a las transiciones eco-sociales

Los retos de un país públicamente en “transición”

Las y los participantes del foro concordaron en que Colombia puede ser un referente de cambios regionales y globales, incluso Alberto Acosta la describió como “una gran esperanza para América Latina”. Sin embargo, hasta el momento esta apuesta no se ha traducido en la práctica: en el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno se incluyen términos como “pago por servicios ambientales” o “economía verde” que siguen validando la noción de que la naturaleza y las personas son una fuente de recursos.

Entonces, si bien hay propuestas novedosas, también hay un conflicto de intereses para los grupos que tradicionalmente han permanecido en el poder y que no están dispuestos a que se transforme la esencia del modelo económico y político. Esto ocasiona que el escepticismo y las expectativas de muchos sectores estén altas, pero para lograr acciones realmente concretas en este periodo, el reto es que la sociedad colombiana considere las capacidades y el tiempo con el que cuenta y, con base en eso, presione y acompañe el proceso, asuma su responsabilidad cotidiana y permanente.

Precisamente ese es uno de los desafíos al hablar de transiciones eco-sociales: el concepto de “transición” se ha puesto tan de moda y ha sido tan apropiado por actores que perpetúan el modelo económico (como el caso de la “descarbonización” de las compañías y multinacionales petroleras), que el sentido conceptual queda vacío. Por eso, Tatiana Roa, coordinadora del Área de Energía y Justicia Climática de Censat Agua Viva, hizo un llamado a reconocer que la transición no es un tema nuevo, sino que ha sido impulsado en Colombia desde las bases sociales durante décadas, y es hacia allí donde la región debe encaminarse para verdaderamente hacer un tránsito a otras posibilidades.

Las transiciones socio-ecológicas van andando desde abajo

Hay semillas de cambio despertando en toda la Abya Yala. Carmen Aliaga expresó que en los sectores de mujeres indígenas, populares y feministas de Bolivia “la vida se está reproduciendo con un nivel de politicidad muy importante”; asimismo, después de años, han reaparecido las movilizaciones sociales en Venezuela para exigir condiciones de vida dignas.

Nos encontramos así ante tejidos comunitarios y populares abriendo y fortaleciendo sus disputas en lo estatal, “cultivando institucionalidades sociales” para hacer frente y configurar ellas mismas el complejo escenario político de la región. Y lo curioso es que en estos procesos se está apostando por hacer comunidad desde el diálogo crítico y la autonomía de esas experiencias concretas, como dijo Tatiana Roa, “las transiciones socio-ecológicas van andando desde abajo”.

Pero, ¿cómo integrar a todas las personas en esas transiciones eco-sociales? Enrique Viale, de Abogados Ambientalistas, reflexionó en que necesitamos “crear una nueva épica, un nuevo relato que cuestione la lógica extractivista que nos fue impuesta desde el norte”, para lo que será fundamental repensar concepciones e imaginarios clave, tanto del sur como del mismo norte, pues las transiciones requieren cambios culturales para que puedan ocurrir.

Para ejemplificar esto, en el foro se brindó el caso de la transición energética justa, en la que hay que lograr convocar a las personas alrededor de la idea que la energía es un derecho, a partir de información clara y acorde a cada contexto y de aquellas experiencias comunitarias que ya están andando, para así facilitar una nueva comprensión sobre el tema. Esa es, por cierto, la propuesta del nuevo Consejo Permanente para la Transición Energética Justa.

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Con todo esto, el foro fue un espacio para reflexionar sobre cómo nuestros escenarios políticos están exigiendo cambios a las sociedades latinoamericanas, en los que las transiciones eco-sociales se conforman como una alternativa que posibilita otros mundos. 

En ello, hay que tener en cuenta que “las transiciones son posibles, pero no ocurren sin dolor”, por lo que hay que hacer y ser tejidos entre nosotras, nosotres y nosotros para tener la fuerza de afrontarlo. El curso que tome Colombia en los próximos cuatro años podría ser un gran ejemplo de ello.