Opinión - Energía y Justicia Climática

La importancia de la solidaridad y la responsabilidad en la crisis climática: dejar el crudo en el subsuelo

Por: Tatiana Roa Avendaño

El 20 de agosto se llevará a cabo en Ecuador una trascendental consulta popular enfocada en el Yasuní, un icónico parque Nacional Natural, de importancia local y global. En esta ocasión, el pueblo ecuatoriano tendrá la oportunidad de decidir si conserva bajo el subsuelo aproximadamente el 30% de sus reservas actuales de hidrocarburos. El Yasuní ha sido objeto de intensos debates durante varias décadas, atrayendo la atención internacional y generando discusiones sobre la responsabilidad histórica en relación con la crisis climática. Además, ha resaltado la importancia de la solidaridad internacional para llevar a cabo una transición energética en estos tiempos críticos, en los que la dependencia de los combustibles fósiles plantea retos importantes. La iniciativa Yasuní ITT, previamente propuesta por el gobierno del presidente Rafael Correa, fue el resultado de una larga lucha de pueblos indígenas y grupos ambientalistas ecuatorianos que buscaban proteger la biodiversidad y detener la expansión petrolera hacia la Amazonía. Esta propuesta pionera planteaba que los países del Norte Global contribuyeran solidariamente para evitar la explotación de las reservas de hidrocarburos situadas bajo el suelo del Parque Nacional Yasuní, una región de enorme importancia ambiental y territorio de los pueblos indígenas huaoraní, algunos en aislamiento voluntario.

A pesar de que la iniciativa no se concretó debido a la falta de compromiso del Gobierno de Correa y a la escasa cooperación y solidaridad internacional, en la actualidad resurge con fuerza. Este renacimiento aviva el debate sobre la solidaridad y la responsabilidad colectiva en la lucha contra la profunda crisis climática que afecta a nuestro planeta. El futuro del Yasuní, uno de los territorios más diversos del planeta, depende ahora de la decisión que tome el pueblo ecuatoriano en esta consulta, y sus resultados tendrán implicaciones significativas para reafirmar la urgencia de reducir la extracción de petróleo a nivel mundial. De acuerdo a una serie de estudios publicados en la revista Nature, el 90 % del carbón, el 58% del petróleo y el 59 % del gas (reservas probadas a 2018) no pueden ser extraídos si se quiere tener al menos una posibilidad del 50% de no superar un aumento de 1,5 C en la temperatura media global.

Otro ejemplo relevante en la búsqueda de soluciones para enfrentar la crisis climática es el caso de Colombia, donde el actual presidente Gustavo Petro ha propuesto abandonar la senda de los combustibles fósiles, no otorgar nuevos contratos de exploración de hidrocarburos y cerrar la frontera carbonífera. Sin embargo, este camino plantea importantes desafíos, ya que gran parte de los ingresos del país dependen de la extracción de recursos fósiles. La transición energética justa en Colombia requerirá el apoyo y la colaboración de los países del Norte Global, quienes podrían contribuir no cobrando o renegociando su deuda para destinar esos recursos hacia la acción climática sustentable.

La crisis climática es una realidad que afecta a millones de personas, con fenómenos climáticos cada vez más frecuentes que impactan en sus hogares y formas de vida. El uso indiscriminado y la quema de combustibles fósiles, como el petróleo, carbón y gas, ha provocado un alarmante aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero, agravando aún más la crisis climática. Es esencial reconocer que esta problemática nos afecta a todos, aunque de manera desigual, y promover la solidaridad y la colaboración global en la búsqueda de soluciones. Dejar el petróleo en el subsuelo no solo beneficiará a una región o país en particular, sino que tendrá impactos positivos a nivel mundial, siendo un paso crucial hacia un futuro sustentable y justo para todos.