
Este documento, elaborado por Isabel Preciado Ochoa como contribución al Consejo Permanente por la Transición Energética en Colombia, presenta un recorrido por los antecedentes normativos, define qué son y cuáles son los objetivos de las Comunidades Energéticas, y analiza tanto sus avances como los retos que enfrenta su implementación. Asimismo, subraya la relevancia de una participación comunitaria efectiva y con poder de decisión, insistiendo en la necesidad de adoptar un enfoque que valore las especificidades de los territorios y sus propios modelos de desarrollo. Para concluir, plantea interrogantes clave que invitan a reflexionar sobre el modelo de Comunidades Energéticas dentro del contexto de una transición energética justa, incorporando los saberes y experiencias que estas pueden aportar al proceso.
«Las Energías Comunitarias no se limitan a la generación eléctrica, sino que contribuyen de manera integral al bienestar comunitario, a la producción de alimentos, al fortalecimiento del tejido social, y están pensadas como una forma de desmercantilización de la energía, lo cual evidencia una fuerte configuración política. Incorporan, por ejemplo, sistemas para refrigerar y conservar medicinas y alimentos, motores para extraer agua subterránea en áreas sin fuentes superficiales, y equipos como molinos y secadoras para el procesamiento local de alimentos y otros proyectos productivos adaptados a las necesidades de las comunidades (Censat Agua Viva, 2021)»