Uno de los temas centrales en la COP16 es la agenda de Financiamiento y Mecanismos de Participación, en la cual se debatieron propuestas de diversos países y sectores para enfrentar la alarmante pérdida de biodiversidad a nivel global.
Estas propuestas y negociaciones requieren especial atención, cuando se tiene una lectura contextual de las tensiones históricas entre norte y sur global, relacionadas con deuda externa, proyectos extractivos y consumo y producción de energía. A medida que las negociaciones avanzan, se intensifica la visibilidad de falsas soluciones tanto en la Zona Azul, como en la Zona Verde, que promueven “alternativas” desde lógicas financieras, como lo son los créditos de biodiversidad y desde las cuales, no hay una claridad sobre las estructuras y formas en las que se garantizará que los recursos lleguen a los actores que puedan efectuar una implementación respetuosa y armoniosa con la naturaleza y los territorios, aunque esto pueda sonar contradictorio. Si bien estos instrumentos son defendidos por sectores prioritariamente privados y países con altas emisiones, desde Censat Agua Viva, cuestionamos su efectividad para regenerar ecosistemas, pues representan riesgos para los países del sur global que por décadas han tenido que experimentar las consecuencias del extractivismo del norte global y tienen a asumir que la naturaleza es un recurso con el cual se puede sostener un mercado.
Asimismo, la COP16 plantea otros temas cruciales, como la gobernanza sobre el acceso a recursos genéticos y secuencias digitales, y un mecanismo sólido de monitoreo y reporte que alinee los planes nacionales con las metas globales. La relación entre las soluciones climáticas y la conservación de la biodiversidad también ha cobrado relevancia, con críticas hacia proyectos que, aunque bien intencionados, pueden afectar negativamente los ecosistemas. Proponemos entonces una lectura preliminar de este espacio bajo los siguientes ejes que han tomado relevancia en la última semana:
Financiamiento para la biodiversidad
- Fondo internacional: Durante la COP16, se discute la creación de un fondo internacional que cubra las necesidades para frenar la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, el fondo enfrenta tensiones entre los países del norte y del sur global. Uno de los resultados esperados es definir su estructura, administración y fuentes de recursos. La deuda de los países del sur es un tema clave, ya que limita la capacidad de implementación de medidas para la conservación.
- Créditos de biodiversidad, una falsa solución: Nuevos mecanismos como los créditos de biodiversidad buscan ser una respuesta ante el fracaso del mercado de carbono.
Sin embargo, luego del anuncio del gobierno colombiano sobre el primer bono de biodiversidad en Colombia por 50 millones de dólares, es crucial definir mecanismos claros de implementación y monitoreo y que los indicadores no solo incluyan métricas de resultados financieros, sino también sobre el impacto directo sobre la biodiversidad. Además, sin un seguimiento riguroso, se recae en ambiguedades sobre la destinación de los fondos, con un alto riesgo de ser destinados a proyectos que no logren los objetivos ambientales propuestos.
- Acceso a recursos genéticos y biología sintética: Uno de los temas centrales es el financiamiento de proyectos de acceso a recursos genéticos y biología sintética. Sin embargo, los derechos de los pueblos indígenas y el reconocimiento de su conocimiento son excluidos, y la distribución de beneficios no está clara. La aplicación de ingeniería genética sobre semillas, o árboles, representan un impacto importante en los ciclos naturales de los ecosistemas; en zonas como el Amazonas, por ejemplo, tener árboles modificados genéticamente, podría modificar la subsistencia de insectos que son parte clave del sostenimiento de la vida. Hay una responsabilidad con los pueblos indígenas, la pervivencia y sacralidad de los territorios, para que la naturaleza no siga siendo un mundo dominado y explotado por estas falsas soluciones tecnológicas, como lo afirma Tom Goldtooth, director ejecutivo de la Indigenous Environmental Network.
- Monitoreo y verificación de planes nacionales: Aunque el Plan de Acción Nacional de Biodiversidad y el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal deben ser monitoreados, el reporte de avance es voluntario, y solo 29 a 31 países han entregado sus planes de acción. La implementación de estos planes sigue limitada por la falta de financiamiento.
Inclusión de comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinas y pesqueras
- Participación plena de pueblos indígenas y locales: En el Foro Internacional Indígena y en el grupo de trabajo sobre el programa 8j, las comunidades indígenas solicitan su inclusión en la gobernanza y acceso directo a los fondos, eliminando intermediarios. Se priorizan 25 tareas para asegurar la implementación inclusiva de medidas de biodiversidad, y se solicita un enfoque que respete sus derechos humanos y garantice su participación efectiva.
- Visibilidad de comunidades campesinas y afrodescendientes: Aunque en el evento inicial de la COP16 se incluyó a representantes indígenas y afrodescendientes, se destacó la falta de visibilidad de las comunidades campesinas. En paralelo, una moción presentada por Colombia y Brasil ha promovido el reconocimiento de las comunidades afrodescendientes, lo cual ha suscitado un debate conceptual, pues desde la República del Congo, a pesar de que ya se expresó la adhesión a esta propuesta, se hizo un llamado para establecer la terminología que refiere esta inclusión de manera adecuada, sin caer en narrativas colonialistas, como lo puede ser la referencia a la descendencia africana, como se vive en países de América Latina.
Paralelamente, se ha expresado la demanda de sectores pesqueros que corresponde a la meta 10 del marco mundial que, como se señala en el portal Contra Corriente, “hace énfasis en que los espacios dedicados a la agricultura, acuicultura, pesca y silvicultura (ciencia dedicada al cultivo y formación de los bosques) deben ser gestionados de forma sostenible”.
Lo anterior implica que, estos pueblos también deberán recibir recursos para financiar sus proyectos de biodiversidad y ser partícipes de discusiones ambientales mundiales, como las próximas Conferencias de las Partes.
Relación entre biodiversidad y crisis climática
- Reflexión sobre falsas soluciones climáticas y justicia ambiental: Como parte de la delegación de ATALC y otros movimientos sociales, hemos rechazado en algunos de los eventos realizados en Zona Azul y Zona Verde, las falsas soluciones como la compensación de carbono y las “soluciones basadas en la naturaleza” por no abordar las causas estructurales de la crisis climática y de biodiversidad. En ese sentido, consideramos que la respuesta a la pregunta por las soluciones reales, debe estar enfocada en el fortalecimiento de prácticas de manejo comunitario como verdaderas soluciones, que reconocen el papel protector de las comunidades locales hacia los ecosistemas, en lugar de prolongar la búsqueda de soluciones que no tienen relación con los contextos locales de los territorios considerados por el norte global, como espacios con mayor potencialidad de compensación.
Además, la discusión sobre prácticas extractivas ha sido abordada desde las perspectivas de la región amazónica, donde se anunció la formación de una coalición de pueblos amazónicos G9, ante las amenazas que la minería, la explotación de hidrocarburos y el despojo de territorios por concesiones mineras, han traído, generando como consecuencias el incremento de la deforestación y la contaminación por mercurio de agua y, por lo tanto, afectando la alimentación de las comunidades de la Amazonía, cuyo sustento principal depende del consumo de peces.
Este primer balance deja claro que, para cumplir con el marco de Kunming-Montreal, las decisiones deben trascender los compromisos construidos en la teoría y garantizar que las soluciones sean genuinamente inclusivas. Las definiciones de los últimos dos días, serán fundamentales para entender cómo se pone en diálogo la pérdida de biodiversidad con la crisis climática, definirán la agenda regional de cara a la COP30 del clima que se realizará en Brasil en 2025.