La segunda edición de la revista contiene seis artículos y una ilustración, resultado tanto de una convocatoria abierta como de un ejercicio de voz a voz.
En el primer texto, Aída Sofía Rivera Sotelo nos comparte algunas reflexiones de su trabajo en el estudio de la desaparición progresiva de corales y peces en el archipiélago de Nuestra Señora del Rosario. Por su parte, María Lourdes Zimmermann —en un formato de investigación periodística— trae en su texto un panorama de cómo ha avanzado la frontera de la extracción petrolera costa afuera en el Caribe colombiano, justificado en la visión corporativa de la transición.
Andrés Gómez advierte sobre un escenario de la transición poco atendido: la explotación de gas en el Caribe colombiano y su relación con el aumento de las concentraciones de metano atmosférico como contribuyente a la crisis climática, la destrucción de los ecosistemas y los daños irreparables para la salud humana y no humana.
En el cuarto texto, Susana Carmona reflexiona sobre los efectos de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) del Cerrejón en las formas de vida de las comunidades afectadas por la mina.
Catalina Caro y Paula Andrea Portela presentan en su texto cómo el departamento de La Guajira ha sido constituido como epicentro de la transición energética del país.
En el último artículo, a través de la descripción de las íntimas relaciones entre los proyectos energéticos y otros megaproyectos de infraestructura o minería, el grupo Articulación Yucatán nos muestra cómo el modelo de transición energética implementado agudiza los problemas socioambientales de los que supuestamente es solución.
Finalmente, cerrando este número incluimos la ilustración de Juan David Anzola Rodríguez, un artista radicado en el departamento del Cauca quien participó en la convocatoria abierta de la revista, en la cual se recibieron reflexiones escritas y/o ilustradas de los espejismos de la transición.
Esperamos que este segundo número de la revista contribuya a continuar con unos Diálogos Caribe que evidencien los desafíos que enfrentamos en la transición socioambiental y que estimulen las alianzas que demandan superarlos, porque ¡el Caribe existe y resiste!