Tomado de: El Espectador
La Universidad de Melbourne realizó una investigación para determinar qué tanto resultaría afectado el país si el calentamiento global continúa con el ritmo de los últimos años y las mareas suban 1,3 metros.
Cartagena, Riohacha, Barranquilla, Santa Marta y otras ciudades del país podrían quedar devastadas si el nivel del mar aumenta 1,3 metros este siglo, como lo acaba de predecir un estudio de la Universidad de Melbourne, Australia. Lo único que impediría el aumento será una revolución energética. Que el planeta deje de usar carbón en los próximos 33 años.
La conclusión fue hecha por un grupo de expertos, en cabeza del profesor en ciencias del clima Alexander Nauels, al combinar dos investigaciones recientes sobre la subida gradual del mar. Una de ellas sobre cuánto aumentará con el descongelamiento de la Antártida y la otra, de las últimas proyecciones de gases efecto invernadero emitidos a nivel mundial.
El dato que obtuvieron superó las estimaciones científicas existentes, porque los estudios anteriores tenían en cuenta sólo un factor. La suma de Nauels y su equipo de meter en un mismo costal la “combinación energética, el clima y la cobertura del suelo, los parámetros demográficos y socioeconómicos, el crecimiento de la población, el producto interno bruto (PIB) y el consumo” y la desintegración de los polos, sorprendió a todos. El mar aumentará un 50 % más de lo que se indicó en el quinto informe de evaluación sobre cambio climático presentado por las autoridades globales del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.
La esperanza que encontraron los autores fue que, a pesar de que el aumento del nivel del mar es inevitable, éste dependerá en mayor medida de que los polos se desintegren. De hecho, el futuro de la Antártida ya es una idea presente en los gobiernos mundiales, al firmar el Acuerdo de París en 2015.
De acuerdo con los expertos, la solución será que el calentamiento global no suba a más de 1,9 grados centígrados por encima de los niveles industriales. Ese límite es cuatro puntos más al impuesto por el Acuerdo de París, que apuesta porque el mundo se mantenga por debajo de los dos grados. Pasar ese límite desencadenaría la desintegración de los polos y la subida a tope de los océanos.