
Uno de los mayores retos del cambio de la matriz energética de cara a la transición, es el incremento de la demanda de minerales para la construcción de infraestructuras y tecnología asociada a la sustitución de los combustibles fósiles. Con el paso de los siglos ha incrementado progresivamente el número de metales y otros elementos que empleaba la humanidad, de unos pocos en el siglo XVII hasta la totalidad de la tabla periódica hoy en día.
En el caso de la plata, el oro, el cobre o el níquel, se estima que su demanda se habrá multiplicado por cinco de hoy al 2050, a lo que se suma que las necesidades para las energías renovables requerirán minerales “críticos”, así llamados porque son estratégicos o escasos, como las tierras raras, el cobalto, el litio, el niobio y el tántalo, entre otros. Mediante esta actividad práctica reflexionaremos sobre el hecho de que no puede haber materiales sin energía, pero tampoco puede haber energía sin materiales.